Además del nombre "El despertar", este número compuesto también es representado por los antiguos caldeos como "El juicio". Tiene una interpretación peculiar, se lo simboliza como "Ángel alado que hace sonar la trompeta, mientras que desde abajo un hombre, una mujer, un niño se levantan de una tumba, con las manos unidas en actitud de plegaria. En algún momento vivido por la persona o entidad representada por el número 20 se produce un poderoso despertar, que trae consigo un nuevo propósito, nuevos planes y ambicione; es llamado a la acción de alguna gran causa, de un ideal.
Puede haber demoras y obstáculos ocasionales ante sus planes, pero se los puede superar mediante el desarrollo de la PACIENCIA, que es el desafío de quienes poseen este número y el cultivo constante de la fe en los propios poderes de la transformación.
El 20 otorga la bendición de vívidos sueños premonitorios, más la capacidad de hacer realidad los felices y anular los negativos. No es un número material; por lo tanto, es dudosa con respecto al éxito financiero. Si se necesitan grandes sumas de dinero para apoyar la nueva causa o ideal, se puede elegir un número materialista más positivo cambiando la ortografía del nombre, suponiendo que el 20 sea el natal.
Si es el número del nombre, podría ser posible que el número de nacimiento otorgue una vida material más sustentadora. Pero rara vez los del número 20 se interesan por cosas de dinero o materiales.
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